No es la primera vez que la autoría de una creación se
atribuye a personas que nada han tenido que ver con ella, como sucede con la
guitarra de 10 cuerdas . Y como últimamente, y por diferentes vías, me ha
llegado la información de que algunos creen que esta guitarra fue ideada y
diseñada por Paulino Bernabé, y si me he enterado es porque se ha difundido en
varios medios, pues he decidido aclarar este asunto.
Empezaré diciendo que Paulino Bernabé, como es bien sabido
en el ambiente guitarrístico, fue un discípulo de mi padre José Ramírez III, y terminó
siendo encargado de su taller hasta que se independizó en 1969, ganándose un
prestigio bien merecido como guitarrero. Pero no fue el creador de la guitarra
de 10 cuerdas, y no tuvo nada que ver en su proceso de creación. Es más, él
nunca se atribuyó ni su autoría ni su participación en dicho proceso, si bien
es cierto que, al igual que otros guitarreros, construyeron sus versiones de
este instrumento creado por mi padre, José Ramírez III, con la colaboración de
Narciso Yepes, quien se entusiasmó con la idea de mi padre y se volcó a la hora
de aportar sus valiosas ideas como guitarrista.
En 1963 mi padre empezó a darle vueltas a la creación de una
guitarra de 10 cuerdas, inspirado en la viola d’amore, con sus cuerdas
interiores que proporcionan un sonido encantador y mágico, así que construyó una guitarra de 6 cuerdas
con otras 6 cuerdas adicionales en su interior que se afinaban mediante un
doble clavijero.
Mi padre habló de este proyecto con Andrés Segovia en una de
esas tardes que pasaban juntos en el estudio del maestro tomando wiski y
disfrutando de sus largas conversaciones sobre esto y lo otro… y una tarde le
llevó el experimento a Andrés Segovia, a quien le encantó el sonido, pero tenía
un fallo, y es que las cuerdas interiores no dejaban de sonar a su aire mientras
el guitarrista seguía tocando y creando un considerable des-concierto musical.
Le pidió que cuando resolviera ese inconveniente se lo hiciera probar.
Así que el siguiente paso de mi padre fue comentarle su idea
a Narciso Yepes, y el decepcionante resultado obtenido con su primer prototipo.
Recurrió a él porque, además de ser un gran guitarrista, le consideraba un
hombre bastante racional, de mente abierta y en cierto modo aventurero, y Yepes
se entusiasmó con la idea hasta el punto que estuvieron trabajando juntos
durante varios años hasta conseguir algo que por fin satisfizo a ambos, y fue gracias
a una llamada de Yepes a mi padre diciéndole que simplemente añadiera cuatro
cuerdas sobre el diapasón, pues eso permitiría silenciarlas cuando fuera necesario
con la mano derecha. El diseño, como explica mi padre en su libro “En Torno a
la Guitarra”, fue fácil, lo complicado vino con su construcción, pues
necesitaba un puente lo bastante fuerte como para soportar la tensión de 10
cuerdas. Y lo hizo. Y Narciso Yepes popularizó este instrumento por todo el
mundo, ideó una afinación para las 4 cuerdas adicionales, y consiguió que
fabricantes de cuerdas hicieran los bordones necesarios para ellas.
Dado que esta guitarra se hizo bastante popular por aquél
entonces, hubo más guitarristas que siguieron los pasos de Yepes aprendiendo a
tocar este instrumento, y otros guitarreros construyeron sus propias guitarras
de 10 cuerdas, una de las cuales fue la de Bernabé, y que también Yepes tocó
durante mucho tiempo en sus conciertos.
En cuanto a Andrés Segovia, al ver una guitarra con un
diapasón tan ancho que desvirtuaba, en su opinión, las armoniosas y
equilibradas formas de este instrumento que tanto amaba, optó por no querer
saber nada más sobre el tema, de modo que en las visitas que mi padre le hacía
a su estudio en la calle Concha Espina, ante un wiski y un siempre interesante
y rico tema de conversación, nunca volvió a tener un lugar la guitarra de 10
cuerdas.
Es cierto que, tras el fallecimiento de Narciso Yepes, poco
a poco la guitarra de 10 cuerdas fue perdiendo el interés de los guitarristas,
y en la actualidad son pocos los que aún tocan este instrumento. Algunas veces
nos hacen encargos, pero cada vez son más escasos. Por un lado, es una lástima,
porque es un instrumento muy enriquecedor, ya que los 4 bordones extra añaden
una riqueza y profundidad al sonido que no lo aporta la guitarra de 6 cuerdas.