2 DE DICIEMBRE: TERTULIA- CONCIERTO DÚO RIBERA-SÁBAT



TERTULIA DÚO RIBERA-SÁBAT
2 de diciembre de 2016
a las 20.15 horas



El 24 de marzo de 1916, el compositor y pianista Enrique Granados murió trágicamente ahogado en el canal de la Mancha. En motivo del centenario de su muerte presentamos un programa de concierto basado en su obra y en el mundo musical que lo rodeaba, todo ello, bajo el flujo de un personal romanticismo.

Granados nunca escribió una obra para guitarra, sin embargo su música tiene mucho de este instrumento, en relación a su estilo como también en lo extra-musical. En el ex-libris que se hizo dibujar la única referencia musical que aparece es precisamente la guitarra.

He aquí la valía y reconocimiento que debía sentir por este instrumento. En todo caso, es habitual escuchar a los guitarristas interpretando transcripciones de su música; populares se han convertido, así, los arreglos de las Danzas Españolas o el Intermezzo de la Opera Goyescas.

La presente propuesta pretende, sin dejar de lado este universo más conocido del compositor que lo sitúa como uno de los pilares de la música nacionalista española, poner especial atención en su vertiente más romántica y en su afinidad con el Modernismo, que desde finales del siglo XIX a principios del siglo XIX vertebraba la vida artística barcelonesa. Seguimos, por lo tanto, una línea de estilo que dista del Modernismo al Nacionalismo hispánico, y todo ello bajo un personal e irrenunciable romanticismo característico del compositor.



Programa

DOMENICO SCARLATTI (1685 -1757)                                     
SONATA K232 Andante*
SONATA K202 Allegro*

ENRIC GRANADOS (1867-1916)              
d'Escenes Romàntiques: *
Masurca/Recitatiu/Berceuse/Petita dansa/ Epíleg
                                                                                             
 Dues peces del LLIBRE VERMELL DE MONTSERRAT (S. XIV): 
Mariam Matrem* /Stella Splendens*       

MANUEL DE FALLA (1876-1946) “El Amor Brujo” *:
Escena / Canción del fuego fatuo/ El círculo mágico/ Danza ritual del fuego


ENRIC GRANADOS (1867-1916)                              
El Jardí d’Elisenda (petita suite) *
Sardana op. 37 nº 2 *

FREDERIC MOMPOU (1893-1987) 
Cançó i dansa nº 5*

                                                                              *Arr. Duo Ribera Sàbat



Biografía
DÚO RIBERA SABAT




María Ribera Gibal 
Jordi Sàbat Cots

El dúo Ribera Sàbat es una formación integrada por los guitarristas Maria Ribera Gibal y Jordi Sàbat Cots.
En su trayectoria de 5 años como dúo han realizado conciertos en destacados festivales y ciclos de música. Algunos de estos escenarios que los han acogido son el Festival de Cervera, el Festival de Guitarra de Elche, el Festival de Guitarra de Girona y la Costa Brava, la Casa luthier. También los han invitado a la Universidad de Barcelona, ​​en la Universidad de Valencia, en varias salas de Madrid, en la Universidad de Verano de Prada de Conflent (Francia), entre otros espacios que les han aplaudido.
El dúo destaca por la originalidad de su programa, se han especializado en la transcripción de obras principalmente de autores de nuestras tierras, creando así un nuevo repertorio para la formación de dos guitarras.
Han obtenido varios premios, destacando el premio en el concurso de música de cámara del Festival Ciudad de Elche.





CINCO DÍAS EN EL FESTIVAL WEST DEAN (INGLATERRA)


Cuando bajé del taxi aquella mañana lluviosa del 19 de agosto me quedé alucinada con  la belleza de aquel maravilloso lugar. Tierras de diferentes verdes, flores, árboles, bosques rodeaban un palacete inglés de piedra que, junto con el cielo nublado, formaban un bello degradado de grises. Al abrir el portón del porche unas amplias escaleras de madera abrían un espacio exuberantemente decorado. Cuadros, tapices, vidrieras, moquetas, animales disecados y escaleras de caracol  formaban el conjunto. Dentro me esperaba el entusiasta Andrew Gough, guitarrista y director del festival, quien me explicó cómo iban a trascurrir las jornadas.

El primer día supuso la toma de contacto con el lugar. Los alumnos empezaban a llegar, la morada se llenaba de ruido de palabras, de gestos y de movimientos,  fue en ese mismo momento cuando me di cuenta que estaba ante un festival diferente. Personas de distintas edades llenaban la sala del desayuno, todos nerviosos ante la nueva aventura que estaba a punto de comenzar. Fue una agradable sorpresa descubrir que los asistentes eran profesionales de distintas disciplinas con una afición común: la guitarra. En efecto, no estaba ante un festival dedicado exclusivamente a alumnos que se iban a dedicar profesionalmente a la guitarra, sino a aficionados de un extenso conocimiento técnico y musical que querían tener contacto con grandes maestros para poder crecer con el instrumento. La luz que se les encendía en los ojos a muchos de ellos cuando hablaban de su pasión tenía la belleza de los sueños, cargando sus palabras de curiosidad y conocimiento. No pude más que sentir respeto y admiración ante lo que estaba sucediendo y, si me lo permiten, cierta envidia, ya que es difícil tropezarse con algo de esta naturaleza en mi país.

Las  salas de aquel palacete se llenaron de música: clases, conferencias y ensayos de la orquesta de guitarras. Jaleo de pasos que vienen y van, el repiqueteo de unas hojas que pasan, la afinación, un rasgueo, una tos inoportuna… Todo había comenzado.

En la parte de atrás del edificio se erigía una antigua iglesia románica de decoración austera, que el festival utilizaba para la mayor parte de sus conciertos. El primero de ellos fue el de Benjamin Verdery, un músico y compositor americano  capaz de coquetear con su guitarra clásica y con composiciones de Jimmy Henrix, poemas de Neruda, pedales de efectos, ordenador y amplificación.  Tras disfrutar de su concierto mantuvimos una animada tertulia en el bar del hotel junto con Rebecca Baulch,  Maurice Summerfield y David A. Lusterman (Classical Guitar Magazine) hasta bien entrada la noche. Me encantan estos viajes porque conoces a gente interesante que ayuda a enriquecer tus viajes, tus memorias, tu vida…

Llegó la mañana del 21 de agosto con la naturalidad con que llega con la siguiente página de un libro, después de un verano dedicada a perfeccionar mi pronunciación para el discurso que estaba a punto de realizar. Había llegado el “Open Day” del festival. Tras el desayuno decidí relajar mis nervios con un paseo por los jardines y prados de aquel maravilloso lugar, para más tarde encontrarme con nuestro  distribuidor inglés Brian Whitehouse y su mujer Margaret, además de con mi buena amiga Sonsoles Acosta. Y por fin llegó el momento. La conferencia transcurrió tranquila, la sala estaba abarrotada, un montón de ojos que tenían como objetivo mi presencia, y me sorprendí a mí misma con mi actitud serena. Me fascinó el respeto que transmitía mi pequeña historia familiar y la calidez de los oyentes, que no dudaron en felicitarme tras acabar la charla.

Tras la charla nuestro distribuidor realizó una exposición con nuestras guitarras en el salón principal, donde los diferentes asistentes tuvieron la oportunidad de probar y conocer los diferentes modelos.
Por la noche tuve el placer de encontrarme en la cena con dos personas maravillosas: Julio F. Brun y Ana Muñoz. Tuvimos una agradable conversación que se sumergió en los problemas que presentaba en la actualidad la guitarra española, y en la importancia de festivales como los de West Dean que acercaban el instrumento no sólo a profesionales, sino a muchos aficionados encantados de disfrutar de unas jornadas dedicadas a una de sus principales pasiones.

El lunes 22 de Agosto tuve la oportunidad de disfrutar de la presentación del libro “The Tárrega Leckie Guitar Manuscripts de Brian Whitehouse, que ilustra la relación entre el alumno y Tárrega. Una interesante charla en la que pudimos admirar manuscritos del famoso músico del siglo XIX. Cuando llegó la noche asistí al concierto de Berta Rojas. Un maravilloso recital que hablaba directamente al corazón. Dulzura y elegancia, y una magnífica interpretación de Agustín Barrios, sin olvidar la Suite Americana de Vicent Lindsey Clark, consecuencia directa de un anterior festival en West Dean donde el compositor y la guitarrista tuvieron la oportunidad de confluir.

Y como ocurre con todo lo que existe en algún momento tuvo que llegar el final, y yo me fui con un agradable sabor de boca. West Dean resultó ser una experiencia totalmente recomendable.








FIVE DAYS IN THE WEST DEAN FESTIVAL (ENGLAND)



When I came down the taxi that rainy morning on August 19th, I was astounded by the beauty of that wonderful place. The lands of different greens, flowers, trees, forests surrounding an English little stone palace, together with a cloudy sky formed a beautiful grayscale gradient. By trespassing the gate of the porch you could face a wide wooden staircase that opened to an exuberantly decorated space. The room was made up of pictures, tapestries, stained glasses, carpets, stuffed animals and a spiral staircase. The enthusiastic Andrew Gough was waiting for me inside, he is a guitarist and director of the festival, and he explained me the how the workdays were going to take place.

During the first day we had our first contact with the place. Students started arriving, the house was filled with noise of words, of gestures and movements; it was at that very moment that I realized that this was a different festival. People of different ages filled the breakfast room, all of them nervous due to the new adventure that was about to begin. It was a pleasant surprise to discover that the people attending the festival were professionals of various subjects but with a common link: the guitar. In fact, that was not a festival exclusively focused on students that were going to devote themselves to the guitar professionally, but also on enthusiasts with a wide technical and musical knowledge that wanted to get in contact with great masters to be able to grow with the instrument. Many of them had a glow in their eyes reminding the beauty of dreams when they talked about their passion, filling their words with curiosity and knowledge. I couldn’t help but feeling admiration and respect for what was happening, and if I might say so I also felt some envy, as it is difficult to run into something of the sort in my country.

The rooms of the palace were filled with music: lessons, conferences and rehearsals of the guitar orchestra. Fuss of steps that come and go, the rustling of paper turning, the tuning, the strumming, an inappropriate cough… Everything had begun.

At the rear of the building an old church was built, it had an austere Romanic decoration, and during the festival it was used to celebrate most of the concerts. The first of them was held by Benjamin Verdery, an American musician and composer able to flirt with his classical guitar and with Jimmy Henrix compositions, Neruda poems, stompbox effects, computer and amplification. After enjoying his concert we had a lively discussion in the bar of the hotel together with Rebecca Baulch, Maurice Summerfield and David A. Lusterman (Classical Guitar Magazine) until well into the night. I love these trips because you get to know interesting people that helps to enrich your journeys, your memories, your life…

The morning of the August 21st arrived naturally, the same as when you turn over the page of a book, after a whole summer devoted to improve my pronunciation for the speech I was about to perform. The “Open Day” of the festival had come. After breakfast I decided to calm down with a walk around the gardens and meadows of that wonderful place, for later I found my English distributor Brian Whitehouse and his wife Margaret, and also with my close friend Sonsoles Acosta. And at last, the moment came. The conference took place smoothly, the room was filled with people, a crowd of eyes had my presence in their spotlight, and I surprised myself with my quiet attitude. I was fascinated by the respect my family little history transmitted and the warmth of the assistants, that didn’t have any hesitation in coming and congratulating me when the speech was over.

After the speech our distributor organized an exhibition with our guitars in the main room, where the assistants could try and know our different models.

At night I was delighted to find during the diner two wonderful people: Julio F. Brun and Ana Muñoz. We had a pleasant conversation that focused on the present problems of the Spanish guitar and on the importance of festivals such as the West Dean one that give the instrument an approach not only to professionals, but also to many enthusiasts that had the pleasure of enjoying some seminars devoted to one their main passions.

On Monday, August 22nd, I had the opportunity to enjoy the presentation of the book The Tárrega Leckie Guitar Manuscripts by Brian Whitehouse, that portraits the relationship between the student and Tárrega. It was an interesting speech where we could admire manuscripts from the musician dating back to the 19th century. When the evening had come I went to a concert by Berta Rojas. It was a lovely recital that spoke directly to the heart. There was a magnificent performance of Agustín Barrios that combined sweetness and grace, and also the Suite Americana of Vincent Lindsey Clark, which was the direct consequence of a previous festival from West Dean where the composer and guitarist had the opportunity to meet.

As does everything that exists at some point it has to inevitably reach its end, and I left with a nice taste in my mouth. West Dean ended up being an experience that I strongly recommend.









TERTULIA- CONCIERTO 25 DE NOVIEMBRE: QUINTÍN ESQUEMBRE IN MEMORIAM (Paco Ricote)

TERTULIA CONCIERTO 25 de Noviembre a las 20.15 h QUINTÍN ESQUEMBRE IN MEMORIAM (1885-1965) Francisco Albert Ricote


Reserven su entrada en tienda@guitarrasramirez.com. Recuerden que recomendamos una aportación mínima de 5€ que irá destinada íntegramente para el músico.


Este concierto se dividirá en una 1ª parte dedicada a la obra Quintín Esquembre, con la interpretación de sus 5 composiciones para guitarra encontradas hasta la fecha, gracias a la ingente labor de su nieto el Sr. Don Roberto Ortiz Esquembre. La 2ª Parte consta de obras muy conocidas de autores célebres para guitarra, tales como Bach (Preludio para Laud de la Suite en Mi Mayor) Giuliani (Gran Overtura) Tárrega (Capricho Árabe) y Paco Ricote, quien nos presenta su última obra publicada: Suite Andaluza, que consta de tres movimientos, con un estilo compositivo personal y en que las armonías contemporáneas se mezclan con las andaluzas en tres movimientos: 1- Por los Senderos del Sur 2- Saeta 3- El Encuentro.


Breve reseña sobre Quintín Esquembre: Guitarrista y compositor nacido en Villena (Alicante) en 1885 y fallecido en Madrid en 1965. También fue chelista y cofundador de la Orquesta Filarmónica de Madrid. De pequeño asistió a los conciertos que asiduamente Tárrega realizó en su ciudad natal Villena naciendo así su pasión por la guitarra, que le acompañó de por vida, y que estudió logrando ser un reputado concertista con una técnica virtuosa y depurada. 

Fue alumno de Miguel Llobet en una época donde la guitarra no estaba incluida en los Conservatorios españoles como asignatura oficial, llegando a dar conciertos memorables en sitios como el Teatro de la Comedia o el Ateneo de Madrid. 

Compuso un número muy limitado de obras originales para guitarra, pero de un gran valor dentro del repertorio de nuestro instrumento. 

Programa: I (Obras originales para guitarra de Q. Esquembre) PRELUDIO Nº 1 en La menor PRELUDIO Nº 2 en Re Menor
VALS BRILLANTE
CANCIÓN PLAYERA ZAPATEADO II J. S Bach PRELUDIO EN MI M. M. Giuliani GRAN OVERTURA F. Tárrega CAPRICHO ÁRABE F. A. Ricote SUITE ANDALUZA


Biografía: Francisco Albert Ricote Discípulo de José Tomás y Armando Marrosu (sucesor de Emili Pujol), Paco realiza conciertos por escenarios de medio mundo, llegando a tocar junto a grandes figuras como Carles Trepat, Mitto Tanaka o el gran Leo Brouwer, y Orquestas como Filarmónica Universidad de Alicante, Orq. Sinf. de Albacete, Orq. Sinf. Teatro Castelar, Orq. de Cámara de Novelda, Orq. Sinf. Teatro Chapí, Camerata Correlli, así como giras europeas con la formación “Iberian Folk Ensemble” dirigida por José Payá. Como solista actúa en prestigiosos Festivales Internacionales de Guitarra como el el “Miguel Llobet de Barcelona”, Certamen Nacional de Castalla, Festival de Tallim (Estonia), Festival de Tampere (Finlandia), Festival Sdad. Española de la Guitarra de Madrid, Festival “José Tomás de Petrer”, así como otros realizados en Japón, Italia, Holanda… Tocando en escenarios tan emblemáticos como la Sala Manuel de Falla del Real Conservatorio de Madrid o en el Auditorio de la Diputación de Alicante siendo el 1er. guitarrista clásico que tocó tras su inauguración. Tras diversos años de experiencia como docente decide crear su propia Metodología, la cual queda reflejada en el libro "Guitarra Elemental 1" (Piles, 2007), siendo hoy en día texto de referencia en Conservatorios y Escuelas dentro y fuera de nuestro país. En los últimos años se suceden hechos significativos en su carrera entre los que cabe destacar el 1er. Premio en el Certamen Internacional de guitarra "Daniel Fortea" (Castellón). Recientemente su nombre es incluido en la “Enciclopedia de los Guitarristas” que continuamente reescribe el autor, compositor y guitarrista Francisco Herrera. Y como compositor realiza nuevas publicaciones ("Suite Andaluza", Piles, 2012). En 2011 graba la "Obra Integral de Quintín Esquembre" (Estudios de Imagen y Sonido de la Universidad de Alicante, 2011), C.D. el cual recibe inmejorables críticas de especialistas como el musicólogo de la Uni. Complutense de Madrid Javier Suárez-Pajares, entre otros, siendo retransmitido por R.N.E. en el Programa "La Guitarra" que presenta y dirige Ángel Sánchez Manglanos. Desde 1992 es Profesor de guitarra en el Conservatorio de Villena (Alicante), donde en 2015 crea la Orquesta de Guitarras ”Quintín Esquembre”, y profesor de la asignatura “La guitarra y otras músicas” en ECOMUT de Petrer.

NICE STORY

NICE STORY. Thanks Michael for share it.

So here is a brief true story about how I obtained my 1974 Ramirez 1a:
In the 1970's the importer was Sherry-Brenner in Chicago. I used to go into their store and play the Ramirez Classical guitars, however could never afford one as a 15 year old. There was one in particular that I was fond of and its serial number was 8086. At one point it was sold.

Fast forward to the mid 90's, and I went into the same store to see what had changed and to play some guitars. Jim showed me a few Ramirez guitars he had in stock, and one of them was my old favorite serial #8086. It had come back as a trade in. This guitar played and sounded better to me than other classical models I had tried. It was still out of my price range so I kept going in, to just be able to play it. I asked the owner of the store if he would consider a lower price. He declined. Finally it had been sold again. Being disappointed but never stopping in my pursuit of having a Ramirez, I went to a different store and but an R3. This guitar was fantastic for a student model.

Moving on to 2015, my wife and I moved to the Nashville area. One day I walked into Gruhn Guitars and was casually trying a variety of guitars without any plans to make a purchase. I noticed a wall toward the back with about 15 classical guitars hung up on an angle facing me. As I walked toward them I recognized one of them about 15 feet away and stopped dead in my tracks. I thought, it couldn't be. As I very slowly approached this beautiful guitar, I looked inside the sound hole, and yes!… it was serial # 8086. I very slowly pulled it down and started to play it. It felt the same as it did the other times I had played it. It was in great condition with no repairs or cracks. I sat there in disbelief. This time, I was able to afford it. My wife and I purchased the guitar at a very affordable price. I contacted Ramirez and verified that it was, in fact, built in their workshop, and they also gave me the name of the builder who built it under Jose Ramirez III.

TERTULIA- CONCIERTO 21 OCTUBRE: MIKKEL EGELUND



TERTULIA/ CONCIERTO 
MIKKEL EGELUND 
26 de octubre 2016
20.15 horas


Aforo limitado. Reserven su entrada en: tienda@guitarrasramirez.com. 
Recuerde que sugerimos una aportación de mínimo 5€ 
que irá destinada íntegramente al guitarrista.



PROGRAMA

J. Dowland: Fantasia

R. Zwicki: Some
L. de Narváez: Mille regres
C. Farmakis: Sogno
D. Scarlatti: Sonata K146
F. da Milano: Fantasia "La Compagna"
J.K Mertz: Elegie
J. Rodrigo: Junto al Generalife
M. Llobet: 2 folksongs


BIOGRAFÍA




Mikkel Egelund Nielsen (1987)
Mikkel Egelund Nielsen was born on the island Bornholm in Denmark, where he began studying the guitar at the age of 8. Since he has graduated with honours from the Royal Academy of Music Aarhus, Denmark and the Hochschule für Musik und Tanz Köln, Germany, where he studied with Frederik Munk Larsen, Marco Socías and prof. Roberto Aussel.

Mikkel is currently studying for his Advanced Postgraduate Diploma ("Soloist Class") at the Royal Danish Academy of Music in Aarhus (Denamark) as well as in Copenhagen, where he studies with his good friend Simon Wildau as a guitar duo.

Currently one of Denmark's most prize winning classical guitarists in international competitions, Mikkel has proven to be among the musical elite of his generation.
Mikkel has performed in live television- and radio transmission such as the Danish P2 and the German WDR. He has furthermore played for the Danish Crown Prince Couple (Crown Prince Frederik & Crown Princess Mary of Denmark).

With a special interest in contemporary music, he also likes to collaborate with composers on new compositions and is a dedicatee of works by Rasmus Zwicki, Lasse Schwanenflügel Piasecki, the Swedish composer Jonas Asplund and the Greek-born composer Christos Farmakis.
He has been soloist in Poul Ruders guitarconcerto “Psalmodies” with AROS Ensemble and in 2014 he was soloist in Luca Francesconis guitarconcerto ‘A Fuoco’ with International Ensemble Modern Academy in Würzburg, Germany.

2016- FESTIVAL INTERNACIONAL ANDRÉS SEGOVIA MADRID



Programación del Festival Internacional de guitarra Andres Segovia de Madrid. Guitarristas como Xavier Díaz- Latorre, Roberto Fabbri, David Russell... entre otros muchos. Octubre 2016 #festivalandressegovia #madrid

BANDURRIA CALVETE




Marzo de 1914 en Bucarest

Miguel Martínez, anterior responsable de la tienda Ramírez, nos ha enviado este tesoro. El Trío Español lo formaron: su padre Jesús Martínez (también trabajador de Ramírez), Luis López y Babil Calvete. Ante las peticiones de los músicos, el taller Ramírez empezó a hacer bandurrias con la plantilla de la que pertenecía a Calvete, en lugar de las que realizaba hasta ese momento con hombros más altos y mucho más incómoda (bandurria de origen francés. Miguel Martínez no recuerda el nombre del constructor). En las soleras del taller se podía leer "modelo calvete".// 

Nice picture. Thanks Miguel Martínez, the previous manager of the Ramírez shop. In the photo are: his father Jesús Martínez, Luis López and Babil Calvete.

HISTORICAL HINTS (C.10): RAMÍREZ AND FLAMENCO




The romance between Ramírez guitar makers and flamenco dates back, as long as my family memory can remember, at the time of my great-grandfather José Ramírez I; when the flamenco guitarists of his time (the end of 1800) asked him to make a guitar with enough power to express themselves in Flamenco tablaos and singing cafes that were becoming fashionable at the time. And the thing is that then flamenco guitars were small, adequate to make true the sentence that states ‘to listen to authentic flamenco, those that fit under an umbrella’. Those meetings usually consisted of two guitarists, two flamenco singers and two enthusiasts, although sometimes it was allowed that two guitarists and three enthusiasts attended the meeting. But the voices of those guitars were not made to be used in big auditoriums, where it was impossible to hear them together with the palms, the dancing and singing of a flamenco group. And that was how my great-grandfather created the Tablao guitar, that nowadays we have constructed again using the most accurate techniques, and it is surprising us with its brightness and power. In fact, it was its beauty and sound features, so flamenco, what enthralled Miguel Ángel Cortés, who plays his Tablao guitar in such a magic and talented way and he is becoming very fond of it, something we enjoy and appreciate.
However, it should be added that there is a classic version of the Tablao guitar, such as the one used by Agustín Barrios, Mangoré.
But let’s continue with the flamenco version of this Tablao guitar; it was taken up by Manuel Ramírez, that was José’s younger brother and disciple. His intention was to further develop it until he could create the instrument that is the basis of the modern flamenco guitar, with a few changes in relation to the original one. After his death, his officials went on using Manuel’s stencils, even when later they became independent. We are talking about nothing less than great guitar makers such as Modesto Borreguero, Domingo Esteso and Santos Hernández. It was Santos Hernández that timidly added some small changes on the stencil of his master Manuel.
From my ancestors, before my father, this is the most I can remember now and that I can tell here.
However, about my father, José Ramírez III and about his passion for flamenco, I have quite a lot to tell. I could start by saying that flamenco was for him something I could describe as one of those Victorian passions, intense and of course nocturnal, it gave him great satisfactions, and it has always anchored deep within his heart. It is a fact that the flamenco parties that he promoted enjoyed a great reputation, because of his generosity and great disposition, as he never limited the expense or the time required to enjoy a good night with its necessary sunrise in the company of guitarists, flamenco singers and palmeros (rhythmic hand clappers); they made magic with the time and turned on the soul until its surrender. And as he says in his book(1), ‘I have been and I am a fan of flamenco, it seems easy, but ultimately it takes a lot of years of commitment to be able to understand a part of what this art means and hold the title of “fan” that flamenco people hardly give’.
I remember one day, I should be seven years old, it was eight in the morning and I went with my school uniform and my school bag to take the bus; when I went to the living room I saw my dad with three other gentlemen, all of them were quite serious, in their suits but with no ties; they were sitting with solemn dignity, when my father saw me he told me: ‘Amalia my daughter, make us a coffee’. I had never prepared a coffee in my short life and I didn’t want to miss the bus to school, I said yes and I ran downstairs. I think, not without reason, that that morning when he came home before I went to school, he would be there after enjoying one of his memorable flamenco parties. After the years I learned to see it as natural that my father was made of pieces of night, and that the unmanageable world of flamenco was among his favorite weaknesses (or strengths, depending on your point of view).
He appreciated the talent of the flamenco artists in such a way that he provided them a special treatment, with first class guitars that he called ‘professional guitars’ and that he sold below their cost of construction, because he knew that flamenco people usually couldn’t afford to buy one of his guitars. Finally we had to stop selling the guitars at these prices, for reasons that are easy to understand.
Flamenco parties were quite usual at home and as usual our dear friend Serranito was involved in their organization and he would bring my father’s favorite artists. My brother and me, being kids, used to stay until sleep overcame us, the same as my mother, that even when she was able to stay up a little bit more, she was born to live with light and wake up early in the morning. And that was something that would make her give in to sleep, leaving my father enjoy his flamenco passion while she went to sleep peacefully.
One memorable party was the one organized in the cellar of our house up in the 1970s. The Reyes brothers, el Faíco, el Moro, Enrique Morente and of course Serranito were present, among others. The party took place smoothly, leaving everything fit in naturally in its moment and place. We ate, drank, chattered, listened to the flamenco singers and to the guitarists and enjoyed the extraordinary flamenco dancer el Faíco, a charming man that lifted the mood and maintained it up all night long, with an everlasting energy. And the dawn broke as if a magician had entered into scene and there was a hush of anticipation among the master Morente; up to this moment he had enjoyed the party as anyone else, reserving himself – as we all knew – for the climax of the party. And he started to sing, the way he did, that way that was only his, that entered directly to your veins looking for the heart. While a reverential respect invaded the place, bringing time, thoughts and half said phrases to a halt. Then I caught el Faito crying like a little boy, silently, listening to the master singing.
I can tell that my father had a friendship with the great Sabicas, he almost always played a Ramírez, the same as many other flamenco artists that he met during his lifetime. I was very young, and the things I can tell about these times in many cases – in my mental archives – lack a name, a place even a date. Sometimes my father took my mum, my brother and me to some flamenco tablao, and afterwards on occasions, he would ask a certain guitarist, at the end of his act, to meet us in a separate room to play only for us. And that was the way I met the really young Manolo Sanlúcar, even though I was a little girl I was enchanted by his art, in that room of a tablao whose name I can’t remember, but I could never forget him or didn’t want to. In fact, Manolo went to my father’s shop quite usually to wait for him and try some guitars. And the truth is that he always played a Ramírez, after a lot of years, unfortunately, it was stolen from him and that was a real shock for him and for us all. Well, Manolo was someone my father really loved, and the times I have met him he has greeted me quite warmly.
My father was also a great admirer of Paco de Lucía. I remember one night when he came home to have dinner with Casilda Varela, they were then dating, and he was playing for us. It was a special night, fantastic. Some years later, my mother and I were invited to their wedding in Amsterdam, in 1977. Long after this, a common friend of us – Paco’s and ours – told me that a couple of times Paco sent him to our shop with the purpose of buying guitars for him. Apparently, when Paco was still a boy, his father and my grandfather José Ramírez II, exchanged some words that didn’t leave them a good memory; that created an enmity between both patriarchs, that like everything else in life, had implications for everyone coming afterwards. But the same as my father admired Paco’s art, did Paco admire my father’s, the guitarist and guitar maker one more time were looking for that bond that satisfies them both, although sometimes there are also difficult love affairs in the art of making music and creating the instrument to express it.
Víctor Monge, Serranito, was the one that occupied an especial place in my father’s heart. Víctor’s father and mine were friends, and due to their friendship Víctor’s father asked mine to take care of his child when he died. And soon after, this is what happened, in such a way that Víctor’s father died and my father kept his promise and became a father for Víctor, and Víctor a son for him. And over the years they became mates in their nocturnal wanderings.
It is well known that these great guitarists, Víctor, Paco and Manolo made history revolutionizing the art of flamenco, although they were influenced by previous solo guitarists such as Sabicas, Manuel Escudero and el Niño Ricardo. Víctor Monge, Serranito was the pioneer of the three of them because he opened the way in the sixties creating a different style that laid the foundations for a new concept.
One day Víctor tried a classic guitar, such as the ones used by Andrés Segovia, and he was so delighted by its power, sonority and touch that he told my father that this was the guitar he needed for the way he played. So that was the first guitar that my father ‘flamencated’, and it was for Serranito, and he still preserves it as a treasure while I write this words.
My memories of Serranito go back to the age of seven more or less, when I was fascinated by him and I already saw him as an extraordinary being full of light; maybe I was ahead of my time to the things that later on the world would recognize as art and talent, and of course uniqueness. And nowadays, many years later, he has also succeeded in conquering the hearts of my niece and nephew, Cristina and José Enrique, they had the good fortune to know him and enjoy his company in many occasions. Well, he is part of the family, so it is not surprising that he has been and still is in our lifes over three Ramírez generations.
For all that said so far, it is obvious that in Ramírez we’ve always had a special bond with flamenco and we still have it. So we have made the reedited version of the aforementioned tablao guitar, the “Serranito” guitar whether the flamenco way professional or the special line for students that has his name, and other flamenco guitars for professionals that nowadays are played by our friends such as Miguel Ángel Cortés, José Luis Montón and Raúl Mannola.

Amalia Ramírez


  • Things About the Guitar.


































PUNTADAS HISTORICAS (C.10): RAMÍREZ Y EL FLAMENCO





El romance de los guitarreros Ramírez y el flamenco data, hasta donde alcanza mi memoria familiar, de mi bisabuelo José Ramírez I, cuando los guitarristas flamencos de su época, a finales de 1800, le pidieron que hiciera una guitarra con la suficiente potencia como para expresarse en los tablaos flamencos y cafés cantantes, que tan de moda se estaban poniendo por aquél entonces. Y es que las guitarras flamencas de aquellos tiempos eran pequeñas, adecuadas para cumplir con la sentencia que reza: “Para escuchar auténtico flamenco, los que caben debajo de un paraguas”, reuniones que normalmente estaban compuestas, a la sazón, por un guitarrista, dos cantaores y dos aficionados, aunque en ocasiones se permitía que hubiera dos guitarristas y hasta tres aficionados. Pero las voces de aquellas guitarras no estaban hechas para auditorios de mayor tamaño, donde resultaba imposible oirlas junto a las palmas, el baile y el cante de un cuadro flamenco. Y así fue como mi bisabuelo creó la guitarra de Tablao, que en la actualidad hemos vuelto a construir utilizando unas técnicas más precisas, y que nos está sorprendiendo por su brillo y potencia. De hecho su belleza y sus características sonoras, tan flamencas, fue lo que le enamoró a Miguel Angel Cortés, quien con tanto embrujo y talento está tocando su guitarra de Tablao y con la que está tan encariñado, para nuestro goce y disfrute.

Hay que añadir, no obstante, que existe una versión clásica de la guitarra de Tablao, como la que fue utilizada por Agustín Barrios, Mangoré. 

Pero sigamos con la verisón flamenca de esta guitarra de Tablao, que fue retomada por el hermano pequeño y discípulo de José, Manuel Ramírez, para seguirla desarrollando hasta crear el instrumento que constituye la base de la guitarra flamenca moderna, con muy pocas modificaciones en relación a la original. Tras su muerte, sus oficiales continuaron utilizando las plantillas de Manuel, incluso cuando más tarde se independizaron. Estamos hablando nada menos que de grandes guitarreros como Modesto Borreguero, Domingo Esteso y Santos Hernández, siendo este último quien, aunque muy tímidamente, aportó algunos pequeños cambios sobre la plantilla de su maestro Manuel.

De mis antepasados, antes de mi padre, es lo más que recuerdo en estos momentos que pueda contar aquí.

Sin embargo, de mi padre, José Ramírez III, y de su pasión por el flamenco, tengo mucho, pero mucho que contar. Podría empezar diciendo que el flamenco fue para él, lo que podría describir como uno de esos amores decimonónicos, intensos y, por supuesto nocturnos, que le proporcionó muchas satisfacciones, y que siempre estuvo anclado en lo más hondo de su corazón. Me consta que las fiestas flamencas que promovió gozaron de buena fama, por su generosidad y espléndida disposición, pues no ponía límites en el gasto ni en el tiempo requeridos para disfrutar de una buena noche con su amanecer inevitable en compañía de guitarristas, cantaoras, cantaores y palmeros, que hacían magia con el tiempo y encendían las almas hasta la rendición.Y es que, como él mismo cuenta en su libro (1)“He sido, y sigo siendo, un aficionado al flamenco, lo cual parece fácil, pero en el fondo supone bastantes años de dedicación para lograr entender algo de lo que este arte encierra y poder ostentar ese impreciso título de <> que los flamencos conceden difícilmente”.

Recuerdo un día -tendría yo siete años- en que a las ocho de la mañana salía yo con mi uniforme del colegio y mi cartera para coger el autocar que venía a buscarme y, al pasar por el salón, encontré a mi padre junto con otros tres caballeros, todos muy serios, trajeados y sin corbata, sentados con solemne dignidad, y mi padre al verme me dijo: “hija Amalia, hazmos un café”. Yo, que nunca en mi corta vida había hecho un café, y que además no quería perder el autocar del cole, le dije que sí, y me fui corriendo escaleras abajo. Supongo, y no sin razón, que esa mañana en la que llegó a casa antes de que yo me fuera al colegio, estaría allí tras disfrutar de una de sus memorables fiestas flamencas. Con los años aprendí a ver como algo natural que mi padre estaba hecho de retazos de noche, y que el inabarcable mundo flamenco estaba entre sus debilidades (o fortalezas, según se mire) favoritas.

Apreciaba el talento de los artistas hasta el punto de llegar a dar un trato muy especial a los flamencos, con guitarras de primera que hizo llamar “guitarras para profesional”, y que vendía a precios que estaban por debajo de su costo de construcción, sabiendo que los flamencos no disponían, por lo general, del dinero suficiente para permitirse comprar una de sus guitarras. Finalmente, tuvimos que renunciar a continuar con su venta a semejantes precios, por razones que son fáciles de comprender.

Las fiestas flamencas eran bastante frecuentes en casa y, como siempre, nuestro querido amigo Serranito estaba involucrado en su organización, trayendo a los artistas favoritos de mi padre. Mi hermano y yo, siendo aún unos niños, nos quedábamos hasta cuando el sueño podia con nosotros, igual que mi madre que, aunque resistía un poco más, nació para vivir de día y levantarse temprano. Algo que acabó haciendo que se rindiera, dejando que mi padre disfrutara de su pasión flamenca mientras ella se iba a dormir tranquilamente.

Una fiesta memorable fue una de las que organizaron en la bodega de nuestra casa entrados los años setenta. Entre otros artistas flamencos acudieron los hermanos Reyes, el Faíco, el Moro, Enrique Morente y, por supuesto, Serranito. La fiesta transcurrió de forma fluida, dejando que cada cosa encajara naturalmente en su momento y lugar. Comimos, bebimos, charlamos, oimos a los cantaores y a los guitarristas, y disfrutamos con el extraordinario bailaor que era el Faíco, un hombre encantador que levantó el ambiente y lo mantuvo bien encendido a lo largo de toda la noche, con una energía que parecía inagotable. Y llegó el alba, y como si un mago hubiera entrado en escena, se hizo el silencio en torno al maestro Morente, que hasta ese momento se había limitado a disfrutar como uno más, reservándose -como todos  sabíamos- para el momento culminante de la fiesta. Y empezó a cantar, como él cantaba, de esa manera suya que entraba directamente por las venas buscando el corazón. Mientras un respeto reverencial invadía el lugar, dejando suspendido el tiempo, los pensamientos, las frases a medio decir. Entonces sorprendí al Faico llorando como un niño, en silencio, escuchando al maestro cantar.

Puedo contar que mi padre tuvo amistad con el gran Sabicas, quien casi siempre tocó una Ramírez, así como con tantos otros grandes artistas flamencos que pasaron por su vida. Yo era muy pequeña, y las cosas que puedo contar de aquellos tiempos en muchos casos -en mis archivos mentales- carecen de nombre, de lugar, incluso de fecha. Mi padre, de vez en cuando, nos llevaba a mi madre, a mi hermano y a mí, a algún tablao flamenco, y luego en ocasiones pedía que un guitarrista en concreto, al terminar su actuación, se reuniera con nosotros en una habitación apartada y tocara sólo para nosotros. Y así fue como conocí al jovencísimo Manolo Sanlúcar, que aún siendo yo tan niña, me hechizó con su arte, en aquella habitación de un tablao cuyo nombre no alcanzo a recordar, pero a él nunca supe ni quise olvidarlo. De hecho, Manolo iba muy a menudo por la tienda a esperar a mi padre y a probar guitarras. Y lo cierto es que siempre tocó una Ramírez que, desgraciadamente, muchos años después le robaron, y fue un gran golpe para él y para todos nosotros. Bueno, Manolo fue alguien muy querido por mi padre, y las veces que me he encontrado con él me ha recibido con mucho cariño.

Mi padre sentía también una gran admiración por Paco de Lucía. Recuerdo una noche en  que vino a cenar a casa, con Casilda Varela, cuando aún eran novios, y estuvo tocando para nosotros. Fue una noche especial, fantástica. Años más tarde mi madre y yo fuimos invitadas a su boda en Amsterdan, en 1977. Y mucho tiempo después, un amigo común -de Paco y nuestro- me contó que Paco le envió en un par de ocasiones a nuestra tienda con el encargo de escoger y comprar sendas guitarras para él. Al parecer, siendo Paco aún un niño, su padre y mi abuelo, José Ramírez II, tuvieron un cruce de palabras de esos que no dejan buenos posos, lo que generó una enemistad entre ambos patriarcas que, como todo en esta vida, tuvo sus repercusiones para los que vinieron detrás. Pero igual que mi padre admiraba el arte de Paco, a su vez Paco admiraba el arte de mi padre, el guitarrista y el guitarrero una vez más buscando ese punto de unión que a ambos satisface, aunque a veces hay amores complicados también en este arte de crear música y en el de crear el instrumento para darle expresión.

Y quien ocupó un lugar muy especial en el corazón de mi padre fue Víctor Monge, Serranito. El padre de Víctor y el mío  eran amigos, y por su amistad el padre de Víctor le pidió al mío que, a su muerte, se hiciera cargo del muchacho. Y poco tiempo después así sucedió, de tal suerte que el padre de Víctor murió, y  mi padre cumplió con su promesa siendo así un padre para Víctor, y Víctor un hijo para él. Y con los años, fueron compadres de andanzas nocturnas.

Es sabido que estos tres grandes guitarristas, Víctor, Paco y Manolo, aunque bebieron de fuentes anteriores, de guitarristas solistas como Sabicas, Manuel Escudero, el Niño Ricardo, entre otros, hicieron historia al revolucionar el arte flamenco, siendo Víctor Monge, Serranito, el pionero entre los tres, pues abrió el camino en los años sesenta creando un estilo diferente que sentó las bases del nuevo concepto. 

Un día Víctor probó una guitarra clásica, de las que utilizaba Andrés Segovia, y se quedó encantado con su potencia, sonoridad y tacto, y le dijo a mi padre que esa era la guitarra que él necesitaba para su forma de tocar. Así que esa fue la primera guitarra que mi padre “aflamencó”, y fue  para Serranito, y que aún conserva como un tesoro mientras escribo estas palabras.

Mis recuerdos de Serranito se remontan a la edad de siete años más o menos, cuando quedé fascinada con él ya que le veía como un ser extraordinario y luminoso, quizá adelantándome en el tiempo a lo que más tarde el mundo entero reconocería en su arte y talento y, por supuesto, en su originalidad. Y ahora, muchos años después, ha conseguido también conquistar los corazones de mis sobrinos, Cristina y José Enrique, que han tenido la buena fortuna de conocerle y disfrutar de su compañía en muchas ocasiones. Bueno, es parte de la familia, así que no es de extrañar que haya estado y siga estando en nuestra vida a lo largo ya de tres generaciones Ramírez.

Por todo lo dicho, es evidente que en casa Ramírez hemos tenido siempre un vínculo muy especial con el flamenco, y seguimos en ello. Así que hemos hecho la reedición de la guitarra de Tablao ya mencionada, la guitarra “Serranito”, ya sea la aflamencada profesional o la línea especial de estudio que lleva su nombre, y otras guitarras flamencas de profesional que actualmente tocan amigos nuestros, como Miguel Angel Cortés, José Luis Montón y Raúl Mannola. 

Amalia Ramírez





(1) En torno a la guitarra