PUNTADAS HISTÓRICAS (C.8): LA GUITARRA AUDITORIO



En 2001 tuve la primera noticia de la existencia del material llamado Nomex, y de su utilización en la elaboración de la doble tapa, también llamada “sándwich”, para crear una pequeña cámara de aire entre dos láminas muy finas encoladas a ambos lados de dicho material. Ya se sabe que las tapas muy finas dan una mayor potencia al sonido de la guitarra, pero a los pocos años se agotan y acaban perdiendo su sonoridad. Sin embargo, este nuevo sistema con la utilización del Nomex, aporta una considerable solidez y suficiente firmeza a las dos finas tapas adheridas a él, de forma que el sonido no pierde potencia con el paso del tiempo. Es más, como he podido comprobar por mí misma, el sonido continúa evolucionando cuanto más se utiliza el instrumento.

A través del guitarrero estadounidense Tom Blacksheer, me enteré de que este material fue descubierto por el guitarrero alemán Gernot Wagner, con quien me puse en contacto para que me facilitara información. Más tarde, Gernot tuvo el generoso gesto de venir a visitarme a mi taller, donde no sólo nos explicó cómo trabajar con el Nomex para construir tapas, sino que él mismo nos fabricó una mesa para encolarlas al vacío. Fue nuestro invitado durante varios días, y fue una experiencia muy interesante e ilustrativa para todos, ya que entre guitarreros a menudo se producen intercambios enriquecedores para ambos.

Así que, después de probar varias formas de aplicar este nuevo sistema de construcción de tapas armónicas, encontramos la que nos pareció más adecuada para nuestras guitarras, de forma que se respetara la calidad y el timbre característico de Ramírez, beneficiándonos de las ventajas que supone su uso.

Entretanto, yo había empezado por preguntar a dos de mis principales distribuidores, ambos guitarristas, acerca de su opinión sobre la doble tapa con Nomex, y ambos me respondieron con un contundente rechazo, con el argumento de que se utilizaba en guitarras baratas –según su conocimiento- para darles mayor potencia, sin ningún respeto hacia la calidad del sonido. Asimismo, en su opinión, se trataba de un cuerpo extraño, artificial, en cierto modo abominable desde el punto de vista de la tradición.

Pero yo seguí adelante con el experimento sin decírselo a nadie, pues había entendido bien que, si avisaba, los prejuicios se iban a anticipar a cualquier análisis objetivo del resultado. Y pude comprobar que las aportaciones al sonido de nuestras guitarras eran bastante interesantes: mayor potencia, mayor apertura y sostén y, algo muy curioso,  una capacidad de evolucionar con mayor rapidez y una notable adaptación a la forma de tocar del guitarrista. Y decidí llamar a esta guitarra “Auditorio”.  Hice varias versiones, y las que me parecieron más interesantes las llevamos al Conservatorio Superior de Música de Madrid, donde nos dejaron una sala para hacer la prueba con la ayuda de varios profesores, José Luis Rodrigo, Miguel Angel Jiménez y Pablo de la Cruz, y algunos alumnos. Llevamos una guitarra Tradicional, una Auditorio normal, y una Auditorio con cámara (en cuya aleta interior también había puesto la lámina de Nomex). La experiencia fue ilustrativa, y pudimos comprobar que el sonido de la Auditorio normal se proyectaba con total nitidez hasta las últimas filas de la sala, aunque en las primeras no se percibía ninguna diferencia sustancial. La Auditorio con cámara tenía una mayor potencia en la cercanía, incluso el guitarrista percibía una mayor sonoridad, pero su proyección disminuía en las filas más alejadas. La guitarra Tradicional la llevamos solamente para comparar en relación a la proyección, y comprobamos que la Auditorio tenía mayor potencia.

Escribí a mis reacios distribuidores para ofrecerles este nuevo modelo, teniendo mucho cuidado en no revelarles aún que había aplicado el Nomex en el interior de la tapa. Y a ambos les encantó. Entonces les dije en qué consistía el “secreto” de esta guitarra tan especial. Y lo aceptaron, no sin asombro, y siguieron comprándola.

Un tiempo después (21 de septiembre de 2012), seguí desarrollando este modelo buscando un resultado aún mejor. Y utilicé de conejillo de indias al guitarrista español Manuel Babiloni. Él ya había probado previamente la guitarra Auditorio, y había hecho unas grabaciones a diferentes distancias para comprobar su gran potencia. Así que, visto el éxito, se animó a encargarme una guitarra Auditorio. Por aquella época yo había proyectado hacer una prueba con el fondo, es decir, poniendo además un doble fondo con Nomex. Y justamente cuando íbamos a empezar a construir la guitarra para Babiloni se me ocurrió proponerle hacer su guitarra con doble suelo también. Y aceptó el riesgo.

Mi razón para hacer este experimento con doble suelo era que, como es sabido, si a una guitarra se le quita el suelo, su potencia sonora es inmensa, pero incontrolable. Así que si construía una guitarra con un suelo fino y con cámara de aire en su interior, probablemente incrementaría su proyección.

Cuando la guitarra estuvo terminada, vino Manuel a recogerla y ya, desde el principio, se sentía la diferencia con relación a la Auditorio normal. Lo bueno vino después, pues a medida que iba trabajando con ella su entusiasmo crecía, pues la evolución era, según sus palabras (me llamaba con cierta frecuencia para mantenerme informada de sus avances) impresionante.

Para ser sincera, no volví a construir ninguna otra guitarra con doble tapa y doble suelo –a la que llamé “Auditorio Dúo”- perdiéndome un poco en responder a los pedidos que tenía, agobiada por la larga lista de espera. Entretanto, había pensado que el siguiente paso, en cuanto pudiéramos encontrar un hueco,  sería construir una guitarra que, además de la doble tapa y el doble suelo, tuviera dobles aros también con Nomex. Y entonces fue cuando nos dimos cuenta de que aún no habíamos ofrecido la Auditorio Dúo a nadie más, así que en el invierno de 2014-15 construimos una para mostrársela a más gente, y la llevé al Festival de Guitarra de Rust, en Austria, que se celebró en Marzo de 2015. Allí, Nicky, el comerciante de Viena que llevó mis guitarras para que pudieran probarlas, se asombró del gran cambio que dio la guitarra en poco tiempo, y del incremento en su proyección que, según me decía, todo el que la tocaba se sentía envuelto en su sonido. Cosa que al principio no se apreciaba. Y  esta es también una característica que he observado en la guitarra Auditorio, ya sea en la normal o en la Dúo, y es que hasta que no se toca durante un tiempo no se empiezan a notar las características que la diferencian de la Tradicional.

No obstante, y para ser del todo honesta, yo siento debilidad por la guitarra Tradicional, que tiene un encanto especial, por su calidez y dulzura. Y aunque siempre he tenido claro que nunca voy a sacrificar calidad por potencia, una parte de mí cree que el aumento de potencia siempre es un riesgo de que pueda perderse la intimidad en que nos sumerge la guitarra Tradicional.


Veremos ahora qué pasa cuando construyamos la de los dobles aros con Nomex. La mala noticia es que nos llevará tiempo poner en marcha este nuevo experimento pues no sé dónde podremos encontrar un hueco para ello.

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