BUEN VIAJE MIGUEL RIVERA, BUEN VIAJE AMIGO
Madrugar ya cuesta, como para encima encontrarte con tan malas noticias. Miguel, te echaremos mucho de menos, no sólo en la presentación de la biografía del maestro Serranito que tendrá lugar dentro de dos horas, sino en general. Dejo el anexo del libro en el que hablabas de Víctor, nada más auténtico que tus palabras para hablar de ti, de tu honestidad, de tu buen hacer, de tu incondicional amistad y toda esa belleza que llevabas dentro y que reflejabas en tu música. Hoy en la guitarrería escucharemos tu disco, no encontramos mejor homenaje que recordarte tocando la guitarra. Buen viaje, amigo.
PUNTADAS HISTORICAS (C.11): LAS INICIALES EN LAS GUITARRAS RAMIREZ
Cuando
mi tío bisabuelo Manuel Ramírez murió, sus oficiales, Modesto Borreguero,
Santos Hernández y Domingo Esteso, continuaron durante unos años en su taller
con la viuda de Manuel Ramírez.
Filomena Vera Cervelló, la viuda de Manuel, que
sepamos, no era guitarrera, aunque probablemente sí que realizara labores de
barnizado a muñequilla como muchas otras mujeres de guitarreros que ahora
duermen el sueño del olvido. Pero el
taller de Manuel pasó a ser de su propiedad, que Filomena reabrió el 16 de mayo
de 1918, dos años después de la muerte de su marido. Como lo que vendía era el
nombre de Manuel Ramírez, y sus oficiales no eran aún conocidos, puesto que lo
que hacían era reproducir la obra de su maestro y todavía no habían
desarrollado la suya propia, llegaron a un acuerdo con su viuda por mutuo
interés, según el cual en la etiqueta de sus guitarras figuraría “Viuda de
Manuel Ramírez”, y a la vez pondrían sus iniciales dentro, obviamente para ir
obteniendo un reconocimiento individual, a pesar de que, aun estando en el
taller de Ramírez, seguían utilizando sus plantillas, diseños, técnicas y
materiales. Es fácil deducir que, siendo, como eran, excelentes constructores
de guitarras, y no en vano habían tenido un gran maestro, cuando lograron un
reconocimiento como tales, ya sin estar a la sombra de Manuel, los tres fueron
instalándose por su cuenta, y por supuesto desarrollaron sus propios modelos y
obtuvieron una fama bien merecida.
Según
los datos de que dispongo, el primero en irse fue Domingo Esteso, quien abrió
su taller de Gravina en junio de 1919. Podría ser que se independizara en esa
misma fecha o algo más tarde, en enero de 1920.
El
siguiente fue Santos Hernández, quien abrió su taller de Aduana el 26 de enero
de 1921, donde permaneció hasta su desaparición.
Modesto
Borreguero, el último en irse, abrió su taller en 1924, para luego trasladarse
entre 1927 y 1931 a Duque Fernán Núñez 5, local que perdió durante la guerra.
El
taller de la viuda de Manuel Ramírez se mantuvo hasta la partida de Modesto
Borreguero en 1924. Lamentablemente, no he tenido ninguna información acerca de
lo que fue de ella después de esa fecha. Podría ser que falleciera, y fuera esa
la razón por la que Borreguero se independizó.
Yo
conocí a su hijo, Enrique Borreguero, que trabajaba en el taller de mi padre, y
su banco estaba al lado del mío. Durante mi aprendizaje fue de gran ayuda para
mí. Era un hombre silencioso y muy serio. Cada vez que me veía en un apuro ante
una operación, elegía varias herramientas y se acercaba a mi banco, realizaba
en silencio la operación para que yo la observara, y luego regresaba a su
puesto dejándome realizar mi trabajo recién aprendido. Por lo que sé de Enrique Borreguero, si había
heredado la nobleza de su padre, no me cabe la menor duda de que Modesto
permaneció a lado de la viuda de su maestro hasta el final por una cuestión de
lealtad.
Y otro
dato curioso, y para mí muy entrañable, es que la primera casa que tuve en
propiedad, en la calle del Espejo, fue un ático encantador que me enamoró al
instante, y desde cuya terraza se podía disfrutar de una vista imponente la
parte superior del Teatro Real. Los dueños lo habían heredado recientemente
tras la muerte de sus familiares, y lo pusieron a la venta. Entonces llegué yo,
cargada de ilusión y dispuesta a intentar rebajar su precio, como es costumbre,
aunque no siempre funcione. Y en este caso el asunto tenía toda la pinta de que
no iban a rebajar ni una peseta, hasta que se enteraron de que me llamaba
Amalia, y la dueña se puso a llorar muy emocionada, y decidió hacerme una
substancial rebaja porque me llamaba igual que la antigua propietaria
fallecida, a quien apreciaba mucho, y hablando sobre ello, resultó que era la
mujer de un guitarrero… por supuesto pregunté su nombre, y era Modesto
Borreguero. Así que durante 13 años viví en la casa del último oficial de mi
tío bisabuelo Manuel que permaneció con su viuda hasta el cierre del taller.
Bueno, a
mí me gusta introducir detalles personales y cercanos en mis escritos, pues son
el lado humano de las historias. No todo van a ser datos, pues detrás de ellos
están las personas que les dan sentido. Y tras este inciso, vamos a regresar al
punto de partida de este capítulo de nuestra vida guitarrera.
Lo
cierto es que, el origen de la práctica de mi familia de poner las iniciales de
los oficiales en el interior de las guitarras partió de la iniciativa de Filomena
Vera y sus oficiales, discípulos de Manuel.
Dos
generaciones más tarde, mi padre, José Ramírez III, retomó esta práctica por
razones muy diferentes. En nuestro taller, como en muchos talleres tradicionales,
había siempre varios artesanos trabajando, entre oficiales y aprendices. Y a
finales de los 60, cuando mi padre, para responder a la creciente demanda de
sus guitarras que ya andaba por los 3 años de lista de espera, decidió formar a
un grupo numeroso de jóvenes para convertirlos en guitarreros y que participaran
en la realización su obra, a la usanza de los talleres tradicionales de
pintura, escultura, arquitectura… donde el maestro realizaba su obra con el
trabajo de sus ayudantes. Así se hizo la Capilla Sixtina, de Miguel Ángel, o el
Pórtico de la Gloria, del maestro Mateo, por poner unos ejemplos.
Y la
razón por la cual mi padre decidió entregar una cuña a cada uno de sus
oficiales con sus iniciales para que las estamparan en el interior de las
guitarras que hacían, era con el objeto de saber quién había construido cada una
cuando él las revisaba y hacía los últimos ajustes. De este modo, cuando se
encontraba con algún defecto en la construcción, sabía a quién tenía que hacer
regresar la guitarra para que lo corrigiera. Y, claro está, también para
cerciorarse de la destreza de sus oficiales, aunque todos los que habían alcanzado
la categoría de oficiales era porque habían demostrado su habilidad, pues de no
ser así no habrían ni siquiera sido aceptados como aprendices. Esto,
naturalmente, era un incentivo para los oficiales a la hora de mantener la
excelencia en su trabajo, pues sabían que el maestro no dejaría pasar nada que
no reuniera la calidad que exigía.
Numerosas
guitarras nuestras habían pasado por las manos de Andrés Segovia, que luego iban
siendo cambiadas por otras. Podemos estar hablando de más de cincuenta
instrumentos. Las iniciales estampadas en el interior de algunos de ellos
quedaron en la memoria de los aficionados, y así fue como se generó la leyenda
de que las guitarras con esas iniciales eran las de los mejores constructores.
Pero no es así. Prácticamente todas las guitarras que una vez fueron utilizadas
por Segovia regresaron a nuestro taller y fueron posteriormente vendidas. Sólo
en algunos casos se mencionó esta eventualidad a la hora de venderlas, pero
muchas otras pasaron a otras manos sin mencionar que anteriormente habían sido
usadas por el maestro. Nosotros nos quedamos, para que formaran parte de
nuestra colección, únicamente con las que podían considerarse como históricas:
la primera que utilizó en sus conciertos, que fue la de su gira por Australia;
la primera con tapa de cedro; y la guitarra “del café” que actualmente
pertenece a nuestro distribuidor en Japón. Se puede además asegurar que las
guitarras empleadas por Andrés Segovia fueron construidas por prácticamente
todos los oficiales que trabajaban con mi padre y con mi hermano, incluyendo a
mi hermano, por supuesto.
Posteriormente,
para evitar las enojosas peticiones de una guitarra hecha por uno de los
oficiales con unas u otras iniciales, mi padre sustituyó aquellos sellos por
otros en los que en lugar de iniciales había un número, que correspondía a cada
oficial. Y volvió a suceder lo mismo: en poco tiempo se supo que tal y tal
número correspondía a alguna guitarra de las utilizadas por Segovia, y
volvieron a repetirse las correspondientes peticiones.
No se
tiene en cuenta que, aunque nuestras guitarras tienen un timbre característico
y común a todas ellas, cada una es diferente en lo que respecta a su sonido,
aunque sean construidas por las mismas manos y los mismos materiales y medidas.
Cada
cierto tiempo, mi padre enviaba tres o cuatro guitarras a Segovia para que
eligiera la que más le gustara y la sustituyera por la anterior. Y en ningún
caso el maestro volvió a elegir guitarras con las mismas iniciales, así que el
oficial no era la causa de sus preferencias.
Como ya
he indicado anteriormente, sólo los más diestros pasan todos los exámenes del
maestro, por aquél entonces mi padre, para acceder a la categoría de oficiales
de primera. Lo mismo es aplicable a los oficiales de mi hermano, de mi abuelo,
de mi bisabuelo y, por supuesto, de mi tío bisabuelo Manuel, y a mis oficiales
en la actualidad.
Todo
esto me recuerda la historia de la guitarra de Manuel Ramírez que le regaló a
Andrés Segovia cuando aún era un joven y desconocido guitarrista, y que fue con
la que, pocos días más tarde, el 6 de mayo de 1913, tocó el legendario
concierto en el Ateneo de Madrid, y la que siguió tocando hasta que muchos años
después le hicieron una mala reparación, y no volvió a sonar como antes. Tras
la muerte de Manuel, Segovia se la llevó a Santos Hernández para que la reparara,
y éste afirmó haberla construido él y quiso cambiarle la etiqueta por una suya,
a lo que Segovia se negó, aunque le permitió que pusiera una pequeña etiqueta
al lado indicando que había sido reparada por él. Y un tiempo después, fue cuando se la llevó a
reparar al otro guitarrero que he comentado más arriba, y que fue quien hizo
una mala reparación, y cuyo nombre desconozco.
Esa
misma guitarra es la que ahora está expuesta en el Metropolitan Museum de Nueva
York, y de la que hemos hecho una réplica exacta.
Lo
cierto es que, volviendo a lo que estábamos tratando, el tema de las autorías
de las guitarras construidas en los talleres artesanos es bastante repetitivo,
pero no tiene ninguna relevancia.
Me
resulta imposible imaginar que, entre los artistas que ayudaron a Miguel Ángel
en la elaboración de la Capilla Sixtina, hubiera alguno mediocre a quien el
maestro le hubiera permitido tan siquiera dar una pincelada. Igual de imposible
me resulta pensar que a alguien se le pueda ocurrir decir que “esta o esta otra
parte” del Pórtico de la Gloria fuera esculpida por uno u otro de los ayudantes
del maestro Mateo. De igual modo, las guitarras de José Ramírez son la obra de
José Ramírez, y no de sus ayudantes. El maestro es quien diseña, investiga,
enseña sus técnicas a sus ayudantes, compra los materiales, cuida del proceso
de construcción de su obra e inspecciona el resultado final, pues, además de
todo lo dicho, es el responsable de la calidad de todo cuanto sale de su
taller. No parece justo que si la guitarra es buena es mérito del oficial, pero
si no lo es entonces es responsabilidad del maestro. Todas son responsabilidad
del maestro, por eso tenemos mucho cuidado con las guitarras que salen de
nuestro taller y nos dedicamos a atender el proceso de su construcción y
terminamos haciendo una revisión minuciosa y los últimos ajustes una vez que
están terminadas.
Recibimos
con frecuencia correos en los que nos preguntan el nombre del constructor de su
guitarra, según su número de serie o de las iniciales o el número estampados en
su interior. Por cortesía siempre hemos respondido a estos correos, y explicando
al mismo tiempo cómo funcionan los talleres tradicionales y que, al fin y al
cabo, la guitarra es una Ramírez. Ahora, quizá porque soy yo la maestra en mi
taller, hace que sea más apropiado referirse a nuestras guitarras como Ramírez
simplemente. Pero no tanto por una cuestión de protagonismo, sino de
coherencia, donde el género femenino o masculino ya no tiene lugar. En un
negocio familiar como el nuestro, que ha sido transmitido de padres a hijos por
vía directa, se pierde esa individualidad y lo que se mantiene es su alma
común, a la que cada uno hemos ido aportando una parte de la nuestra,
introduciendo mejoras, innovaciones, experimentos. Así mis sobrinos, Cristina y
Enrique, ya han empezado a contribuir con una parte de la suya enriqueciendo
ese alma común y centenaria que tanto nos apasiona. Y, claro está, también
queda impresa en nuestra historia la aportación de cada persona que ha
trabajado y trabaja con nosotros, pues gracias a ellos hemos podido atender con
más desahogo a la demanda de nuestros instrumentos. Por tanto, no se trata de
una cuestión de iniciales, sino de un taller en el que cada uno vamos dejando parte de nuestra experiencia y de
nuestra vida, y eso es José Ramírez.
Amalia
Ramírez
Madrid,
14 de mayo de 2017
Monchi, Cáceres, Pedro Contreras, y los dos Tezanos, y el de la derecha, delante,
Nota:
Gracias a Pablo de la Cruz por la información aportada acerca de la historia
del taller de la Viuda de Manuel Ramírez.
HISTORICAL HINTS (C.11): THE INITIALS OF RAMÍREZ GUITARS.
When
my great granduncle Manuel Ramírez died, his officials, Modesto Borreguero, Santos
Hernández and Domingo Esteso, continued for some years in his workshop with
Manuel Ramírez’ widow.
Filomena Vera Cervelló, Manuel's widow, as far as we know, was not a guitar maker, although she probably carried out varnishing work, like many other guitar makers' wives who are now sleeping the sleep of oblivion.
But Manuel’s workshop became her property; Filomena reopened it on 16th
May 1918, two years after the death of her husband. As what she sold was the
name of Manuel Ramírez, and her officials were not yet known since what they
did was to reproduce the work of their master not having developed their own
work yet, they reached an agreement with his widow of mutual interest,
according to which in the label of their guitars should appear “Viuda de Manuel
Ramírez”, and at the same time they would write their initials inside so they
would obviously be acquiring individual recognition; even though, being in the
Ramírez workshop, they still used his templates, designs, techniques and
materials. It is easy to deduce that, being as they were excellent guitar
constructors, no wonder they had had a great teacher, when they achieved
recognition by themselves, not in the shadow of Manuel, the three of them set
up on their own, and of course developed their own models and obtained
well-deserved fame.
According
to data at my disposal, the first to leave was Domingo Esteso; he opened his workshop
in Gravina on June 1919. It could be that he became independent on this same
date or later, on January 1920.
The
next one was Santos Hernández; he opened his workshop in Aduana the 26th
January 1921, where he remained until it disappeared.
Modesto
Borreguero, the last to leave, opened his workshop in 1924, to move later
between 1927 and 1931 to Duque FernánNúñez 5, place that was lost during the
war.
The
workshop of the Manual Ramírez’ widow remained until Modesto Borreguero left in
1924. Unfortunately, I haven’t had any information about what happened to her
after that date. Maybe she died, and that was the reason why Borreguero became
independent.
I met
her son; Enrique Borregureo that worked in the workshop of my father, his place
was next to mine. During my apprenticeship he was a great help to me. He was a
shy and very serious man. Every time he saw me in trouble during an operation,
he chose some tools and he came next to my place, he silently fulfilled the
operation so that I could observe, and after that he went back to his place
leaving me with my recently learnt job. From what I know about Enrique
Borreguero, he had inherited the nobility of his father, I have no doubt that
Modesto stayed with his master’s widow as a question of loyalty.
Another
curious fact, and for me very endearing, is about the first house I owned in
Espejo Street, it was a charming attic I was immediately in love with, from its
balcony I could enjoy the stunning views of the top of the Teatro Real. The owners
had inherited it recently after the death of one member of the family and it
was for sale. And then I arrived, full of illusion and willing to lower the
price, as it is customary, although it does not always work. And in this case
it looked like they were not going to discount a single peseta, until they knew
my name was Amalia, and the owner started to cry really touched, and she
decided to make me a substantial discount because my name was just the same as
the previous deceased owner, whom she appreciated a lot, and talking about it,
it turned out that she was the wife of a guitar maker… of course I asked his
name and he was Modesto Borreguero. So
for 13 years I lived in the house of the last official of my great granduncle
Manuel that stayed with his widow until the workshop was closed.
Well,
I like to introduce personal and close by details in my writings, as they are
the human side of stories. It is not all going to be data, because behind them
are the people that give them sense. And after this digression, we are going to
go back to the starting point of this guitar story.
The
thing is that the origin of this family practice of writing the initials of the
officials in the inside of the guitar was an initiative of Filomena Vera and
her officials, Manuel’s disciples.
Two
generations later, my father, José Ramírez III, resumed this custom for quite
different reasons. In our workshop, as in many other traditional workshops,
there were always several artisans working, among officials and apprentices. It
was at the end of the 60s, when my father, to meet the growing demand of his
guitars that already had a three year waiting list, decided to train a numerous
group of young people to turn them into guitar makers and that would take part
in the realization of his work, the way they did in traditional workshops of
painting, sculpture, architecture… where the master carried out his job with
the work of his helpers. This is the way the Sixtine Chapel was done by
Michelangelo or the Portico of Glory by Master Mateo, to mention a few
examples.
The
reason why my father decided to give a wedge to each of his officials with
their initials to print them in the inside of the guitar they did, was that
this way he knew who had constructed each of them when he revised and made the
last touches. This way, when he found any flaw in the construction, he knew who
he had to turn the guitar to correct it. And, of course, to make sure of the
skill of his officials, although all those that had reached the category of
official had demonstrated their skill, otherwise they wouldn’t even had been
accepted as officials or apprentices. This, of course, was an incentive for the
officials when it came to maintain the excellence in their job, as they knew
that the master would not pass anything that did not gather the quality he
demanded.
Numerous
of our guitars passed through the hands of Andrés Segovia, and then they were
changed for different ones. We can be talking about more than fifty
instruments. The initials printed inside of them stay in the memory of the
fans, that is how the legend was created that the guitars with this initials
came from the best constructors. But this is not the case. Almost all the
guitars that were once used by Andrés Segovia came back to our workshop and
they were sold afterwards. Only in some cases that eventuality was mentioned
when they were sold, but many others changed hands ignoring that they had been
previously used by the master. We kept, to become a part of our collection,
only those that were considered historical: the first he used in his concerts,
that was the one in his tour around Australia; the first with a cedar top; and
the ‘del café’ guitar that now belongs to our distributor in Japan. It can be
assured in addition that the guitars used by Andrés Segovia were constructed by
practically all the officials that worked with my father and my brother,
including my brother, of course.
Afterwards,
to avoid annoying demands of a guitar made by one of the officials with these
or that initials, my father substituted those stamps by others in which instead
of initials there were numbers that corresponded to each official. And the same
happened again: before long it was known that such or such number corresponded
to one of the guitars used by Segovia, and the corresponding demands were
repeated again.
It is
not taken into account that, although our guitars have a characteristic and
common tone to all of them, each is different in their sound, even being
constructed by the same hands and the same materials and measures.
From
time to time, my father sent three or four guitars to Segovia for him to choose
the one he liked and substituted it for the previous one. In no case did the
master chose again a guitar with the same initials, so the official was not
important in his preferences.
As we
have mentioned before, only the most skilled passed all the exams of the
master, at that time my father, to access the category of first officer. The
same applies for the officials of my brother, my grandfather, my great
grandfather and, of course, my great granduncle Manuel, and my officials
nowadays.
All
of this reminds me of the story of the guitar that Manuel Ramírez gave to
Andrés Segovia when he was still a young and unknown guitarist and it was with
this guitar that, only a few days later, the 6th May 1913, he played
the legendary concert in the Ateneo of Madrid, and he continued playing with it
until many years later it was badly repaired and it never sounded the same.
After the death of Manuel, Segovia took it to Santos Hernández to get it
repaired and he assured that he had constructed it and wanted to change the
label for his own, something Segovia refused to do, although he allowed him to
put a small label next to it saying that it had been repaired by him. And
later, it was when he took it to repair to a different guitar maker, to the one
mentioned above, and it was him the one that made a poor repair, and whose name
I don’t know.
This
is the guitar that is nowadays exhibited in New York’s Metropolitan Museum, and
the one we have made an exact replica.
The
truth is that, coming back to what we were talking about, the topic of the
authorship of guitars in artisan workshops is quite repetitive, but has no
relevance at all.
I am
quite unable to imagine that, among the artists that helped Michelangelo in the
making of the Sixtine Chapel, there was any mediocre one to whom the master had
permitted to give a single brushstroke. It is just as impossible to think that
“this or that part” of the Portico of Glory was sculpted by one or other of the
helpers of the Master Mateo. In the same way, José Ramírez’ guitars are the
work of José Ramírez, and not of his helpers. The master is the one who
designs, investigates, teaches his techniques to his helpers, buys the
materials, takes care of the process of construction of his work and examines
the final result, because, furthermore, he is responsible for the quality of
everything that comes out of his workshop. It is not fair that if the guitar is
good it is to the credit of the official, but if it is not then it is the
responsibility of the master. All of them are the responsibility of the master,
this is why we are really careful with the guitars that come out of our
workshop and we are devoted to attend the process of its construction and we
end up making a thorough review and the last adjustments once they are
finished.
We frequently
receive e-mails where we are asked the name of the constructor of their guitar,
according to the series number or the initials or the number printed inside it.
As a courtesy we have always answered to these e-mails, and at the same time
explaining how the traditional workshops work, and that, after all, the guitar
is a Ramírez. Now, maybe because I am the master of my workshop, it makes it
more appropriate to refer to our guitars simply as Ramírez; but not so much for
a matter of protagonism, but for coherence, where the gender, male or female,
has no place. In a family business such as ours, that has been transmitted
directly from parents to sons, this individuality is lost and what is
maintained is their common soul, to which each of us have provided with a part
or ours, introducing improvements, innovations, experiments. This way my
nephews, Cristina and Enrique have already started to contribute with a part of
theirs, enriching this common and centenary soul that we are so passionate
about. And of course, it remains impressed in our history the contribution of
each person that has worked and works with us, as thanks to them we have been
able to meet the demand of our instruments with ease. So, it is not a question
of initials, but of a workshop where we leave part of our experience and our
lives, and this is José Ramírez.
Amalia
Ramírez
Madrid,
14th May 2017
Monchi, Cáceres, Pedro Contreras, y los dos Tezanos, y el de la derecha, delante,
Note: Thanks to Pablo de la Cruz for the information
about the history of the workshop of Manuel Ramírez’ widow.
HOMENAJE A MARISA SANZANO
Hay personas maravillosas que, por la razón que sea, eligen participar de nuestra experiencia y aportar la suya propia, de forma que, juntas, creamos una historia o, mejor dicho, aportamos un capítulo más a una historia mayor. Esas personas también llegan y se van, como todo, cumplen con su cometido y cierran su propio ciclo dentro de nuestra vida.
Hace 45 años Marisa Sanzano llegó a esta casa de guitarreros empedernidos para hacerse cargo, sobre todo, de los bancos y la contabilidad. Pero aportó mucho más que eso. Y el día 30 de este mes de junio se va. Y lo que sin duda tiene su toque de tristeza, en realidad es algo para celebrar, y recordar todo este tiempo compartido, enriquecido con tantas historias que podrían llenar cientos de páginas. En realidad en este contexto su partida representa, más que una puerta hacia su jubilación, una parte del final de un ciclo y la apertura a uno nuevo lleno de posibilidades, de cambios, de renovación. Vamos dejando espacio para los que vinieron después, para los que empiezan ahora, y para los que están por llegar, como hizo ella en su momento, y esa es también una buena razón para celebrar la vida. Dejamos nuestra parte de experiencia como base para lo que sigue y es el presente y el futuro de una vieja historia.
Hay también que tener en cuenta que ella misma tiene su propia tradición dentro de la nuestra. Su padre, Arturo Sanzano, trabajó con el mío, y con mi hermano, durante muchos años, y fue asimismo la honestidad y la lealtad en forma de un señor gruñón y tierno, sincero hasta lo molesto, pero ese rasgo de su carácter siempre fue de agradecer. Hace poco, muy poco, cruzó otro umbral más definitivo y dejó en nosotros el recuerdo de alguien muy querido y valorado. Asimismo, su hermano (de Marisa), también Arturo Sanzano, aprendió el oficio de guitarrero en nuestra casa, y amó ese oficio desde siempre y hasta siempre, y siguió su camino sin dejar de alegrarse por nuestros logros, y de sentir con nosotros lo bueno, lo mejor y lo no tan bueno. Porque si hay algo que define a esa familia es la lealtad.
Marisa Sanzano ha sido mi compañera en la hoja de ruta de la empresa que me ha tocado dirigir. Ha sido mi amiga, mi apoyo y en gran medida mi protectora, pues cuidó de mí en cada momento como una madre, y eso que es más joven que yo.
Sólo puedo resumir en una frase lo que siento en este momento de cambio en nuestras vidas, y es que si yo pudiera cambiar a Marisa Sanzano, la cambiaría por Marisa Sanzano.
Amalia Ramírez
Amalia Ramírez
TRIP TO KUALA LUMPUR
My nephew José Enrique and I landed in Kuala Lumpur the 22nd
of October in the afternoon. We were picked up in the airport by Andrew Chew,
the general manager of the Guitar Store, our distributors in Malaysia, and he
took us to the hotel to leave our luggage and refresh ourselves a little. The
hotel was communicated with a mall, which in turn was communicated with another
mall… so we could see during our stay that the malls have invaded the city and
are interconnected. And we understood that there is a good explanation for
that, as the heat and humidity are so high, mainly at this time of the year
when it is constantly raining, it turns out that life is wonderful in one of
these shopping centers, a haven where you can enjoy a nicely regulated
temperature to hang around. Still we went out the street, it rained all of a
sudden more than once – and really torrential rains – and anyway we ventured to
visit the Batu Caves, which entrance is guarded by a golden statue 137,8 feet
high. It is a Hindu temple, apparently the biggest spiritual Hindu centre out
of India. To access the temple, we heroically went up the 272 steps, and we
even took pictures with the monkeys that live there and that obviously are used
to the continuous influx of visitants to the temple.
Although we didn’t go up the Petronas Towers, we decided to see then
from a bar that one of the friends of my nephew had very much recommended us,
the Heli Lounge Bar. We got lost. We were lost. We noted that it can be really
difficult to ask for directions in Kuala Lumpur to the always kind people you
find along the street. But finally we could find the entrance of the building
in whose top floor it was the bar that ended up being a great place, with
impressive views over the city, we could enjoy delicious beer while we saw the
illuminated towers and the rest of the city with the colors of the night of
Kuala Lumpur.
On Monday the 24th, we had lunch with our hosts, the
management team of Guitar Store, Kuah Wei Chin, Low Kia Soon, Jordan Kuah, Ice
Hoong Qiu Xia and Andrew Chew, before the presentation we had been invited to.
The presentation took place in one of their shops, the historical, in other
words, the place where they started their business and the one from which they
grew until they became a key reference for the lovers of the guitar in
Malaysia.
When I was invited to make the presentation a few months before, it was
suggested that I could do it on Sunday, but I thought that I wouldn’t be
appropriate to make them work on bank holiday, and I proposed that it would be
better to do it on Monday, and they accepted. But they accepted because they
are good people and really complacent. And the thing is that once there, I knew
that they had proposed Sunday because it would be the day of higher assistance and
not on Monday when a lot of people would be working. And although assistance
was quite high, the room was not completely filled, as it would be if the
presentation would have been on Sunday. So we learned one more thing and we
will accept any proposal we have in the future to make a presentation on a bank
holiday.
Before the talk, we had a meeting with the whole management and sales
team of Guitar Store, to explain them the technical details or our models and
give them information that will facilitate the sale.
This was followed by our speech about our guitar makers family, it awoke
great interest, and many people there showed their complicity because they knew
a lot of details about our history, as it happens every time we make this
presentation. Enrique make his demonstration of how we make the mosaics in the
sound hole, it was a great success, as it is usual. It is a beautiful job and
nobody that has ever made a mosaic has an idea of the hard work it is.
Among the assistants to our talk, there was a Chinese guitar teacher,
Mr. Chin Seong Sum, he was a great fan of Ramírez. We had a great time with him
telling us anecdotes and histories of guitarists, and he made us part of his
joy, as at last he was able to buy a Ramírez, which had been his lifetime
dream.
The last day Low invited us to a Happy Hour, and I think we drank all
the beer in the bar, in spite of that we left unscathed, inexplicably. The
thing is that we had fun talking about everything and anything, sharing videos,
stories and getting to know each other better.
On October 26th, I took the plane to Shanghai, where Marisa
Sanzano and Arancha Prieto were waiting for me in Music China. And I left
Enrique in Kuala Lumpur, as he had to go back to Madrid to continue with his
work of constructing guitars.
Amalia Ramírez
Amalia Ramírez
VIAJE A KUALA LUMPUR
Mi sobrino José Enrique y
yo aterrizamos en Kuala Lumpur el 22 de Octubre por la tarde. En el aeropuerto
nos recogió Andrew Chew, general manager de Guitar Store, nuestros distribuidores en
Malasia, y nos llevó al hotel para dejar nuestro equipaje y refrescarnos un
poco. El hotel estaba comunicado con un mall el cual a su vez estaba comunicado
con otro mall… y lo que pudimos comprobar durante nuestra estancia es que los
malls han invadido la ciudad y se comunican entre sí. Y entendimos que existe
una buena explicación para ello, pues como el calor y la humedad son tan
elevados, sobre todo en esa época del año en que hay lluvias casi constantes, resulta
que se vive muy bien dentro de los centros comerciales, un refugio donde
disfrutar de una temperatura agradablemente regulada para pasar el rato. Aún
así, salimos a la calle, nos llovió de repente en más de una ocasión –y lluvias
realmente torrenciales- y nos animamos, pese a todo, a visitar las Cuevas Batu,
cuya entrada está custodiada por una
estatua dorada de 42 metros de altura. Se trata de un templo hindú, al parecer
el mayor centro espiritual hindú fuera de la India. Para entrar subimos,
heróicamente, los 272 peldaños, y hasta nos hicimos fotos con uno de los monos
que habitan ahí y que están evidentemente acostumbrados a la continua afluencia
de visitantes al templo.
Aunque no subimos a las
torres Petronas, decidimos verlas desde
un bar que un amigo de mi sobrino le había recomendado muy insistentemente, el
Heli Lounge Bar. Nos perdimos. Nos perdieron. Observamos que puede ser
complicado pedir orientación en Kuala Lumpur a la gente, siempre amabilísima,
que te encuentras por la calle. Pero finalmente logramos encontrar la entrada
al edificio en cuya última planta estaba el bar que resultó ser un lugar
estupendo, con unas vistas impresionantes de la ciudad, y pudimos disfrutar de
unas ricas cervezas mientras veíamos las torres iluminadas, y el resto de la
ciudad con los colores de la noche de Kuala Lumpur.
El lunes 24 comimos con nuestros anfitriones, el equipo
directivo de Guitar Store, Kuah Wei Chin, Low Kia Soon, Jordan Kuah, Ice Hoong
Qiu Xia y Andrew Chew, antes de la presentación, para la que habíamos sido
invitados. La presentación la llevamos a cabo en una de sus tiendas, la
histórica, es decir, el local en el que empezaron su negocio y a partir del
cual fueron creciendo hasta convertirse en una referencia clave para los
amantes de la guitarra en Malasia.
Cuando me invitaron a
hacer la presentación varios meses antes, me propusieron hacerla en domingo,
pero yo, pensando que no sería adecuado hacerles trabajar en festivo, les
propuse que mejor la lleváramos a cabo el lunes, y aceptaron. Pero aceptaron
porque son unas buenas personas y muy complacientes. Y es que una vez ahí me
enteré de que habían propuesto el domingo porque era el día en que habría una
mayor asistencia, y no el lunes en que mucha gente estaría trabajando. Y aunque
hubo bastante asistencia, el local no llegó a llenarse del todo, como habría
sucedido en caso de haber hecho la presentación el domingo. Así que aprendimos
una cosa más, y aceptaremos cualquier propuesta que nos hagan en el futuro de
hacer una presentación en un festivo.
Antes de la charla,
tuvimos una reunión con todo el equipo directivo y comercial de Guitar Store,
para explicarles detalles técnicos de nuestros modelos, e información que
facilitara su venta.
Y a continuación tuvo
lugar nuestra charla sobre nuestra familia guitarrera que despertó un gran
interés, y muchos de los presentes dieron muestras de complicidad al conocer
muchos detalles de nuestra historia, como nos suele suceder cada vez que
hacemos esta presentación. Enrique hizo su demostración de cómo hacemos los
mosaicos de nuestras bocas, que tuvo mucho éxito, como suele suceder. Es un
trabajo bonito, y nadie que nunca haya hecho un mosaico tiene una idea de lo
laborioso que es.
Entre los asistentes
durante nuestra charla, había un profesor de guitarra chino, Mr. Chin Seong Sum, que era un gran entusiasta
de Ramírez. Nos hizo pasar un buen rato
contando anécdotas, historias de guitarristas y nos hizo partícipes de su
alegría, pues por fín había podido
comprar una Ramírez, lo cual había sido su sueño de toda la vida.
El último día Low nos
invitó a un Happy Hour, y creo que nos
tomamos todas las cervezas del bar pese a lo cual salimos indemnes,
inexplicablemente. Lo cierto es que lo pasamos muy bien hablando de todo un
poco, compartiendo vídeos, historias y conociéndonos mejor.
El 26 de Octubre cogí el
avión camino de Shanghai, donde Marisa Sanzano y Arancha Prieto me esperaban en
Music China. Y dejé a Enrique en Kuala Lumpur, pues tenía que regresar a Madrid
a continuar con su trabajo de construir guitarras.
Amalia Ramírez
Amalia Ramírez
PREMIO LEONARDO DA VINCI- ROTARY CLUB
El día 20 de Mayo, asistí
al premio Leonardo da Vinci que el Rotary Club entrega cada año. En esta
ocasión el acto se llevó a cabo en un
lugar tan emblemático como la Real Academia de la Lengua, y el premio se le
entregó al director de orquesta español Guillermo García Calvo. Para cerrar la
ceremonia el Madrid Guitar Duo –Roberto García y Pablo González- tocaron un
breve y precioso concierto. La música, el lenguaje universal que trasciende las
diferencias de los idiomas, una vez más, interpretada con excelencia, nos hizo
disfrutar a todos los asistentes, pertenecientes a diferentes países que nos
reunimos para celebrar un acontecimiento tan hermoso.
#rotaryclub #clubrotarios #premioleonardodavinci #rae #realacademiadelalenguaespañola
#rotaryclub #clubrotarios #premioleonardodavinci #rae #realacademiadelalenguaespañola
De izquierda a derecha: Pablo González, Amalia Ramírez, Roberto García
Laly Paredes, Guillermo García y Carmen Kaiser
De izquierda a derecha: Rolf Egon, Antonio Donaire,
Guillermo García Calvo y Antonio Mosquera.
De izquierda a derecha: Rolf Egon, Guillermo García Calvo,
Emmanuela Masini, Mario Rohracher y Carlo Franzini
De izquierda a derecha: Javier Campos Bueno, Silvia Torán,
Guillermo García Calvo, Carmen Kaiser, Silos Manso,
Concha Calvo, Humberto Oran
XLIII Leonardo da Vinci International Art Award
20th May 18, 2017 (Madrid)
Leonardo da Vinci was not only a great scientist and a great artist but
also interested in music. He played various instruments and was very
good at improvising, he studied the laws of acoustics and even
invented an instrument: a new kind of viola.
Leonardo was a great example for humanity because he showed us that life
has an almost infinite number of sources of inspiration and that human beings
can be creators in every area. Moreover, Leonardo's life and work show that
all areas are connected with each other.
For me, music is the best way to connect everything in life. When I study I
am connected with the composer; when I rehearse I am connected with the
singers, the musicians and the staff; when I conduct a concert I am connected
with the audience - so in the end, we are all connected!
Quite some time ago, when I went to Vienna and started to learn conducting,
I had the privilege of receiving the enormous and incredibly valuable support
of the Rotary Club Madrid Velázquez.
So many years have passed since then, and today I am extremely happy and
proud to receive this recognition from the Rotary Club Madrid and ten
European Rotary Clubs. Every day, I try to make the world around me better
through the music - or, if not better, at least more beautiful and more
inspiring.
I want to constantly remind us of the fact that music is one of the most
fascinating ways we human beings have to express ourselves. Music can do
great things with us. We only have to take a look around to see that no human
being is exempt from negative qualities. It is not always easy to fight them.
We can see that in politics, economics and so many other areas.
This is why I consider it my mission in life to show how music awakes the
best sides in us. Because when we play music we need to listen to our
colleagues, we need to be tolerant, we must know how to wait, we need
discipline, we must never stop growing during our whole lives, we always
need to be critical with ourselves and must never take things for granted.
I would like to thank all of you for your support - it is your effort and your
dedication that make it possible for so many young people to dedicate their
lives to music and thus awake their best sides.
Thank you!
Guillermo García-Calvo
VISITA A GUANGZHOU
El 29 de Octubre, tras la
feria de Shanghai, viajé en compañía de Marisa y de Arancha a Guangzhou, donde
fuimos como invitadas de nuestro distribuidor en China, Wolfgang Hsu,
presidente de Guitar Era.
Para el día 30, Wolfgang
había organizado un gran evento en ocasión de nuestra visita, en su local, un
espacio dedicado a la guitarra, con una decoración vanguardista, con un gusto
exquisito, en cuya entrada había un acogedor lugar para reuniones, que daba
paso a una amplia sala para conciertos y otros eventos, y en la planta superior
un taller y almacén.
Como introducción a la
presentación, el grupo Shenzshen Guitar Ensemble, warm-up, dieron un breve y encantador
concierto con guitarras Ramírez de estudio. A continuación di mi presentación
sobre la familia guitarrera Ramírez, y una demostración de cómo hacemos
nuestros mosaicos. Y seguidamente, para terminar el evento, Chen Xi tocó
magníficamente unas piezas con su guitarra Ramírez Tradicional. He de decir,
que escuchar y ver a esta artista tocando es un auténtico placer. Es como que
ella misma forma parte de la música que está interpretando, que la sigue, que
se mueve con ella, como si fueran inseparables.
Por la noche fuimos
invitadas a cenar por el Sr. Li Guo Qiu, un cliente nuestro que tuvo la
amabilidad de llevarnos después a una fiesta que celebró en nuestro honor. Allí
conocimos a su familia, su mujer Chen Xiao Wen, y sus pequeños hijos. Y la
parte más encantadora de la fiesta fue totalmente dedicada a la música. El Sr.
Li Guo Qiu tocó junto con su profesor y un grupo de músicos amigos, Wang
Yanqiang, Shuai Jun, Ouyang Blao y Chen Wenfei, que nos hicieron disfrutar con
varias piezas. Y también su mujer, Chen Xiao Wen, cantó para nosotros con su
delicada y exquisita voz.
Al día siguiente, el
último de nuestra estancia, fuimos a la fábrica de cuerdas de guitarra Alice,
invitados por su presidente el Sr. Zheng Yu Tang, y en compañía de el
vicepresidente el Sr. Zheng Xiao Ming, el vicepresidente Chen Fei Yang, el
vicepresidente Wang DunNing y el director de ventas el Sr. Chen Li Ping. Nos
impresionó mucho la fábrica, los sistemas de seguridad de sus empleados y la
organización del trabajo.
Después de la visita, nos
llevaron a un restaurante donde disfrutamos de una excelente comida china y de
una buena conversación.
Regresamos a Madrid con
con un recuerdo entrañable de nuestra visita a Guangzhou.
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