De izquierda a derecha: José Ramírez V, José Luis Montón,
Amalia Ramírez, Pablo de la Cruz, David González,
José Antonio Cerezo
Sigo siendo una niña en la medida de que lo que me gusta y emociona no pasa por el procesado de una mente analítica, sino por el termómetro metafísico del corazón. En la tertulia de David González y José Luis Montón disfruté como uno de esos "locos bajitos" que enunciaba el poeta, con la ingenuidad que esto conlleva, que no es defecto sino virtud. Viajé libre, sin el equipaje de los prejuicios que cargan algunas mentes adultas. Cerré los ojos y me transporté a través de su interpretación de esas danzas barrocas que flotan en la memoria, aunque no se recuerde cómo fueron tañidas. Y entonces José Luis y David las rescatan, no con vihuela sino con guitarra española, saltando por encima de las etiquetas "flamenco" y "clásico",coqueteando con ambas, enfrentándolas, uniéndolas, para crear algo tan sencillo y tan complejo como es la música. Porque la música es música, lenguaje, y luego vienen los acentos y particularidades de cada lugar.
Alguien dijo ,en la posterior tertulia, que aquellas obras pensadas para rasguear en la vihuela de dobles cuerdas, podría haber sido tocadas de la misma manera en la que estos dos guitarristas lo hicieron aquella noche de febrero; aquella forma "española" de tocar la vihuela que se hablaba en las filas de Flandes. Me gusta la idea mágica de rescatar una escena de aquel momento y traerla al presente por el simple empuje de la intuición, aunque hay mucho más, una herencia musical que vive latente en cada uno de nosotros y que es parte de nuestra identidad. Algo, que lejos de quedar estancado, sigue evolucionando para alegría de nuestros oídos.
Maravilloso dúo. Perfecto. Empastan como si fueran uno. Sus cualidades y habilidades se entrelazan y crean este disco precioso de nombre "Clavileño". Quizás fuera lo que comentó José Luis Montón sobre la necesidad de tener amistad para crear un buen trabajo, esperando a que surja de este sentimiento tan honesto y tan profundo. No hay que buscar, la cuestión es abandonarte a lo que el destino te traiga al regazo y crear a partir de aquello . No sé si esto será norma que funcione siempre, pero aquí se convirtió en una receta ideal y así flotó en el ambiente de esta tertulia.
Gracias por un concierto tan bueno.
1 comentario:
Pues sí,te evade a tiempos remotos y no tantos,enbriagando a cada movimiento.Te enlaza y revolotea,como puntilla de gancho.Magnífica obra a dúo.He disfrutado y sobre todo me he quedado con ganas de más.Mi enhorabuena.
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